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Prudencia

Prudencia

En casos de gran obesidad, en que el cuerpo tiene más del 20% de grasa por encima del límite normal, no hace falta que el ejercicio sea tan agobiante como para esforzar el aparato cardiovascular. El costo que significa el aporte de sangre adicional para el tejido adiposo y el trabajo físico necesario para soportar y trasladar el peso de la grasa son muy grandes. Subir escaleras, por ejemplo, es una tarea ardua para una persona muy obesa porque el costo energético total está sobrecargado por el trabajo necesario para levantar el peso corporal excedente.
Mientras no se reduzca el peso corporal, es prudente que la persona muy obesa limite su actividad a la marcha, la natación o el ciclismo. La natación y el ciclismo están indicados muy especialmente porque durante estos movimientos el peso corporal está sostenido.